lunes, 20 de junio de 2011

Amor

Hay personas que deciden vivir un amor de experimentos. Ya sabes, son aquellos que no exigen mucho del amor.  Ven una oportunidad para “amar” y la toman.  Pero en realidad no es amor sino atracción física, necesidad de compañía y afecto, llamémoslo como sea, no es amor.  Es simplemente el deseo de tener a alguien que “se interese por ti”, “que te ame”.  Intencionalmente escribí en segunda persona y no mencioné el “mutuamente” porque en este tipo de relaciones, no existe.

Hay otras personas que deciden vivir un amor de enfermos. Esa clase de amor en la que tu pareja no hace más que destruirte y llevarse consigo un pedazo de ti cada vez que lo hace.  No sé por qué, pero he conocido a muchas personas que viven en condiciones espantosas y aún así permanecen en esas relaciones.  Es como un tipo de dependencia de las más enfermizas, en la que no importa si el que “te ama” te maltrata, te abandona, te hiere.  Porque tú siempre regresas.

En fin, hay cientos de parejas y miles de formas de amor.  Pero finalmente, hay una clase de amor con el que me identifico.  Ese amor que es mutuo, que nunca se acaba, que nace para hacer felices a los dos amantes y nunca muere.  Ese amor desinteresado, sincero, que da y recibe, que perdona y pide perdón cuando se equivoca, y que trata de nunca herir al otro.  Ese amor que pareciera compartirse únicamente entre almas gemelas, esa clase de amor.  Pero, buscarlo y encontrarlo es arriesgado e incluso doloroso, porque debes esperar el momento adecuado, a la persona adecuada. 

Muchos critican a las personas que creen en este amor, porque creen que no existe o que la persona que lo busca es un ingenua y no tiene remedio.  Sin embargo, cuando lo encuentras, te das cuenta que las críticas, la búsqueda, el dolor, la espera, todo valió la pena.

Y tú ¿En qué clase de amor crees?  ¿A qué clase de amor le temes?

amor

2 comentarios:

  1. Amar es una decisión importante, conlleva una serie de responsabilidades que podés tomar sólo cuando estás preparada/o. Muchas veces no lo estamos y lo tomamos a la ligera, de allí vienen los desastres.

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